Aprendí que no todo es blanco o negro, que lo que unas veces puede ser blanco otras veces puede ser negro y otras de color azul.
Aprendí a reír cuando quería llorar, a abrazar cuando algo no iba bien, a perdonar siempre que fuese posible.
Aprendí a ser fuerte cuando en realidad me derrumbaba.
Aprendí a decir "no" y "basta ya" en el momento adecuado.
Poco a poco todo a cambiado, he aprendido a ser de piedra y no dejarme llevar por los impulsos, he aprendido a querer en el momento oportuno, sin prisas, he aprendido a levantarme en cada caída con más fuerza que la vez anterior.
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